¿Me conviene cambiar mi hipoteca de banco?
Durante los últimos años, el mercado inmobiliario de España ha tenido un crecimiento espectacular, tanto desde el punto de vista de las viviendas construidas como desde los datos de venta de viviendas nuevas y usadas. Este gran incremento se vio reflejado en un gran aumento del número de créditos hipotecarios solicitados y concedidos. Las entidades de crédito, han visto así como sus índices de beneficio reflejaban importantes crecimientos.
Pero con el frenazo en las ventas, debido a la incertidumbre económica, a los altos precios de las viviendas y al exceso de oferta inmobiliaria, se ha producido también una bajada en el número de solicitudes de préstamos hipotecarios.
Las entidades bancarias, para poder cumplir con sus objetivos en cuanto al volumen de créditos concedidos, se ven obligadas a adoptar estrategias nuevas para captar clientes en un mercado donde ya no son tan abundantes. ¿Cómo? Pues quitándole clientes a la competencia. Si ya no hay nuevos clientes, pues habrá que convencer a los que ya hay en el mercado hipotecario para que trasladen su hipoteca a nuestra entidad: es lo que se llama subrogación de hipoteca.
Esta guerra abierta entre las entidades para arrebatarse clientes, puede ser beneficiosa para el consumidor, ya que las entidades ofrecerán condiciones más ventajosas para las nuevas hipotecas que las que se tenían antes. Por un lado, algunas entidades ofrecen hipotecas libres de comisiones (cancelación, subrogación, etc.), intereses más ventajosos (desde EURIBOR + 0,20 a EURIBOR + 0,35), incluso una compensación económica que puede ser un porcentaje del total de la hipoteca ( 1% - 2%) o una cantidad fija (sobre 600€). Además, suelen ofrecer la posibilidad de ampliar los plazos de devolución, hasta 35 o 40 años, para que las cuotas mensuales sean menores.
Claro está, que tanta generosidad por parte de los bancos como pago a nuestra filiación a sus servicios ha de tener contrapartidas. Casi todas las entidades quieren que pasemos a ser clientes fieles y que nuestra relación de productos contratados no se limite a la hipoteca. Por tanto, la contratación del crédito hipotecario se verá condicionada a menudo a la contratación simultánea de los seguros de vida y hogar asociados, a la domiciliación de nuestra nómina, a la domiciliación de un cierto número de recibos, etc.
¿Cuándo me convendrá entonces dar el paso de cambiar mi hipoteca de entidad?
Lógicamente, como siempre recomendamos, lo principal es estudiar detenidamente las múltiples ofertas, acudir a muchas entidades o informarnos por Internet. Habrá que valorar entonces las opciones, y decidir según varios criterios:
- por un lado, valorar el ahorro total que vamos a conseguir a lo largo de la vida de la hipoteca (siempre que la mantengamos con un plazo que no sea mayor que antes).
- valorar también si aunque no ahorremos en el coste total, podemos obtener mayores plazos de devolución para ir más desahogados todos los meses (si no tenemos este problema, no nos conviene alargar el plazo de devolución, porque se acaba pagando notablemente más).
- sopesar los contras, como las comisiones de subrogación y cancelación, los gastos de notaría de la nueva hipoteca, o los seguros ya pagados a la otra entidad que se perderán.
En resumen
Podemos decir que cabe la posibilidad de ahorrar mucho dinero si conseguimos encontrar una oferta atractiva y sabemos negociar bien, sin olvidarnos nunca de que en este tipo de operaciones de cambio de entidad de las hipotecas, son éstas las que están muy interesadas en tenernos como clientes.
Esa fuerza hay que saber aprovecharla para obtener unas condiciones mejores para nuestro crédito hipotecario y así reducir nuestros gastos presentes y futuros.
Una opción de negociación que podía resultar interesante sería presentarle al director de nuestra entidad una oferta concreta y pactada con otra entidad mejor que la que tenemos actualmente, para que nos mejore las condiciones si quiere seguir contando con nosotros como clientes.