¿Cómo llegar a fin de mes? Algunas claves para evitar agobios
En Breve
- Si realmente nos lo proponemos, hay varias medidas que pueden ayudarnos a hacer frente a todos los gastos, pero es fundamental elaborar un plan mensual para controlarlos.
- Es importante ceñirse al presupuesto que tengamos reduciendo los gastos abusivos como llamadas al móvil, comidas fuera de casa, derroche de agua, luz o gasolina, etc.
- Otra opción sería mejorar nuestra formación académica o técnica con el fin de buscar un aumento de salario, o buscar otro trabajo con mejores condiciones económicas.
Muchas familias, sobre todo las que obtienen ingresos mensuales, se ven en problemas a la hora de administrar el dinero para poder pagar los gastos durante todo el mes, hasta que vuelven a entrar ingresos en casa al mes siguiente. Se dice entonces que no se llega a fin de mes. Son muchos los gastos que hay que afrontar (hipoteca, coche, comida, transportes, colegios, etc).
¿Podemos hacer algo para evitar estos agobios económicos?
Sin tratar ahora de ser magos de las finanzas ni dar recetas fantásticas, vamos a describir algunos aspectos que pueden ayudarnos a mejorar nuestra situación.
Evidentemente, la principal solución sería un aumento de ingresos y una disminución de los gastos.
En cuanto a aumentar los ingresos, será algo a medio plazo, y puede pasar por intentar mejorar nuestra formación técnica o académica para intentar mejorar nuestro empleo y nuestro salario, o por buscar otro trabajo con mejores condiciones económicas.
La segunda parte, la de reducir gastos, es la que podemos poner en práctica de manera más efectiva e inmediata.
Confeccionar un presupuesto mensual
Nuestro plan pasa por confeccionar un presupuesto mensual.
Aunque creamos que controlamos los gastos, el hecho de tener un plan y llevarlo a cabo escrupulosamente nos ayudará mucho.
Por un lado, pondremos los ingresos totales de la familia. Si se trata de ingresos variables, pondremos una cantidad media prudente, no excesiva.
En cuanto a los gastos fijos, hay que tener en cuanta que son inexcusables y habrá que pagarlos: luz, agua, teléfonos, gas, hipoteca y otros préstamos, comunidad de vecinos, comida, transporte a trabajo o colegios, etc. Sumaremos estos gastos y esa cantidad será intocable.
Si sobra algo, lo dejaremos para gastos variables. Este remanente sólo lo usaremos para imprevistos inexcusables: medicamentos, material escolar, etc. Intentaremos no gastar nada más para ver si así vamos más desahogados.
Hay muchas maneras de estirar este dinero para gastos no imprescindibles. Podemos dejar el café del bar y tomarlo en casa (20 días de café = 24 €), no desayunar fuera (20 días x 3€ = 60 €), dejar el coche en casa e ir en bici al trabajo (ahorraremos mucho tiempo, dinero y estrés), o usar los transportes públicos con sus abonos. Podemos comprar la comida en los establecimientos más baratos. Y salir a cenar fuera a final de mes, cuando veamos que tenemos un poco de dinero extra. También podemos intentar reducir los gastos fijos, como el consumo de luz: ¿realmente es necesario tener el aire acondicionado a 16 grados? Ni siquiera es saludable. ¿O la calefacción en invierno a 26 grados para ir en casa en manga corta? Quizá la podamos tener a 21 grados, e ir con nuestra bata muy confortables. Si ponemos bombillas de bajo consumo, ahorraremos en la factura al cabo del año. ¿Es necesario hablar tanto por el móvil? Tendremos que ponernos un tope mensual y hablar sólo lo imprescindible. Poniendo la lavadora llena y usando atomizadores en los grifos también gastaremos menos agua.
Pero el principal gasto que afrontan los hogares es el pago de las hipotecas. Muchas veces, su pago supone casi la totalidad de nuestros ingresos. Y la gente sigue hipotecándose porque el mercado de alquiler no ofrece precios mucho más baratos que las hipotecas. Solucionar esto no está en nuestra mano, pero hay alguna forma de suavizar esta sangría económica.
En las ciudades, mucha gente tradicionalmente se ha ido a vivir a los pueblos de los alrededores, naciendo las conocidas ciudades dormitorio. Allí las viviendas son más baratas, aunque sus precios siguen siendo altísimos. En ciudades como Madrid o Barcelona, los precios de los pisos en los municipios del extrarradio no son muy asequibles. Pero en otras provincias, aún puedes ahorrar mucho en la vivienda si estás dispuesto a vivir a 40 minutos en coche. Puedes ahorrarte hasta la mitad, lo que será un gran alivio de pagos en el futuro. Y otra opción es buscar trabajo en zonas con las viviendas más baratas (hay provincias con las viviendas mucho más asequibles que otras).
En resumen, haremos un presupuesto con los gastos inexcusables y dejaremos el resto para imprevistos. Además, intentaremos reducir en lo posible el consumo de luz, agua, teléfonos, gasolina, bares y restaurantes, etc.
No por consumir más tenemos siempre una vida mejor.